La empresa pública Tragsa, que se encargará de retomar las obras de rehabilitación de la Iglesia de Santiago, espera cerrar estos días los últimos flecos burocráticos relacionados con permisos y documentos de manera que pueda empezar al fin los esperados trabajos a mediados de semana. Aunque la previsión era meterle mano al templo a lo largo de diciembre, fecha que después se aplazó a enero, parece que cuestiones relacionadas con el papeleo pendiente han impedido recluir al personal en el edificio del conocido barrio jerezano para comenzar las actuaciones.
Así se lo han trasladado desde la entidad pública al párroco de Santiago, Diego Moreno, confiando en que estos trámites puedan estar listos en los próximos días para empezar a trabajar sobre el terreno “cuanto antes”. La idea, como aclara, es poder ir replanteando la obra desde el mismo miércoles y comenzar con las labores de limpieza, que tampoco han podido ejecutarse en diciembre como se estimó, así como los preparativos que requiere un proyecto de rehabilitación de la talla de las que albergará una iglesia que en 1931 fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC).
El objetivo es que que las obras, que tienen un presupuesto global de 2,3 millones de euros y un plazo de ejecución de 14 meses, estén a pleno rendimiento en el mes de febrero, toda vez que no hay que olvidar que el propio arquitecto del proyecto, Emilio Yanes, ya advirtió en el pasado otoño de la urgencia de acometer los trabajos ante el riesgo de derrumbe tras más cuatro año de parón de la recuperación de este inmueble.
El barrio empieza a impacientarse por ver a los obreros
Teniendo en cuenta que la iglesia de Santiago lleva cerrada desde 2005 tras detectarse un grave riesgo de derrumbe y la interrupción de los trabajos desde hace tres años cuando la fase de intervención auspiciada por la Junta estaba en la recta final, no es de extrañar que al padre Diego los vecinos le paren cada vez que le ven en el barrio para interesarse por la obra. En Santiago hay ganas de que lleguen los obreros al templo, un símbolo muy importante tanto religiosa como patrimonialmente hablando, y anécdotas como las que ha vivido el párroco en los últimos días lo corroboran más que nunca.
“El otro día en la calle de La Merced se realizaron obras de pavimentación y se tuvo que cerrar la calle, esto y los camiones había hizo que muchos se pensaran que ya habían empezado los trabajos”, apunta este sacerdote, que también admite que también sabe de casos de parejas que confían en poder casarse en el templo tras su reapertura y no tienen problema incluso en esperar más de la cuenta para cumplir su sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario